Columna: Celulares en colegios y el sillón de Don Otto
Los establecimientos educativos existen para entregar herramientas que le permitan a los estudiantes poder desarrollarse en el mundo que les tocó vivir para poder mejorar sus oportunidades de tener la mejor vida posible. Efectivamente el uso no reflexivo de las tecnologías pueden causar ciertos efectos no deseados como mensajes inapropiados o las confusiones creadas en los conversaciones grupales de alumnos y apoderados.
La solución a esto es la educación para optimizar el uso y no esconder el problema debajo de la alfombra. Prohibir los teléfonos en los colegios parece efectivo al corto plazo, aunque significa que las instituciones de formación de los jóvenes estén renunciando a su misión de educar para vivir en el siglo XXI, negando la realidad de la existencia de los teléfonos como herramientas, desaprovechando las oportunidades que genera las nuevas tecnologías para acceder, producir y comunicar información.
Prohibir los celulares en el colegio, es equivalente al sillón de Don Otto y es algo que sucede a menudo. Cuando un problema entre humanos es mediatizado por un objeto se culpa al sillón o al teléfono para evitar el trabajo que significa hacerse cargo de crear una solución entre las personas, como corresponde.
David Leal Olivares
Director Ejecutivo de ONG Innovacien
Lee la columna publicada en El Quinto Poder: http://bit.ly/2D7nsH2