Seminario de educación inclusiva

Nueva Zelanda tiene alrededor de un tercio del tamaño de Chile y posee un cuarto de su población. El 85% de sus estudiantes asiste a escuelas públicas (o estatales), 10% a escuelas estatales-integradas (en la mayoría tienen componente religioso) y sólo 5% a escuelas privadas. Mientras en Chile, el 54% asiste a escuelas particular-subvencionadas, el 37% a escuelas municipales (o públicas), 8% a escuelas particulares-pagadas y 1% a escuelas de administración delegada.

Así lo expuso Peter Thompson, directivo de la Freyberg High School de Nueva Zelanda, en el Seminario de Educación Inclusiva: experiencias de Chile y Nueva Zelandia, que la semana pasada realizó la Facultad de Educación de la UNAB, en el Campus Casona.

Freyberg High School es una escuela secundaria mixta, con 1.300 estudiantes provenientes de diferentes contextos económicos, étnicos, religiosos y que poseen distintas capacidades.

“Yo soy un gran fan del sistema de educación pública en Nueva Zelanda. Ha servido a mi familia, amigos y a mí en lo personal. Al estar en contacto con gente diferente en todos los ámbitos de la vida y participar en diferentes experiencias de aprendizaje, proporciona una base sólida para avanzar en el mundo”, subrayó.

Dos aspectos resultaron de mayor interés: la selección y el financiamiento.

Selección: “Los estudiantes de escuelas públicas deben matricularse en aquella que les corresponde de acuerdo a su domicilio. Es decir, todos los estudiantes que habitan dentro de la zona que abarca la escuela tienen derecho a asistir a ella, independiente de antecedentes financieros, origen étnico o religioso. Los estudiantes fuera de las zonas de escolarización pueden solicitar asistir”.

Financiamiento: “Las escuelas públicas y estatales-integradas reciben financiamiento basado en el número de estudiantes y la posición socioeconómica de su comunidad escolar. Las escuelas públicas no pueden cobrar costos de matrícula obligatorios, y, por tanto, el sistema de educación pública de Nueva Zelanda se conoce como un sistema de educación “gratuita”. Pero no es completamente gratis, ya que los apoderados deben pagar uniformes, útiles escolares y actividades extracurriculares”.

Reforma

Tras la exposición se analizó la realidad nacional en el conversatorio: “La experiencia chilena en inclusión educativa”, en el cual participaron el diputado Giorgio Jackson, Loreto Jara, investigadora de Política Educativa de Educación 2020; Carolina Rivera, directora ejecutiva de Innovacien, y Jazmín Aguilar, intérprete de lengua de señas de la UNAB.

 

Respecto a la Reforma Educacional en Chile, el diputado Giorgio Jackson expresó: “Estoy completamente comprometido y trabajando por estos temas, nos desvivimos desde el Congreso. Con nuestros equipos de trabajo estamos buscando nuevas formas de aplicar en lo concreto, en lo real, en las leyes en algo tan críptico como es la redacción de un artículo de la ley (…) Cuesta porque no tenemos tanta experiencia en cómo bajar nuestros sueños o ideales en una propuesta de ley, pero tenemos gente que nos asesora y nos ayuda a transformarlos en ese lenguaje”.

Sobre la inclusión educativa añadió: “tampoco creo que todo sea ley, porque las leyes van a dar un marco de comportamiento, porque mientras sigamos teniendo en nuestra idiosincrasia una cultura de la discriminación, de la no preocupación por el otro, del individualismo, difícilmente podemos ser una sociedad inclusiva. Las leyes pueden ayudar, el Ministerio puede ayudar con distintos programas, pero acá cada uno tiene que hacer un compromiso y adquirir una responsabilidad para que nos sintamos orgullosos del país en que vivimos, sino, pese a todos los esfuerzos que hagamos, esto no va a cambiar”.

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